La inteligencia artificial (IA) y la computación en la nube están marcando un antes y un después en el mundo de la salud. Estas tecnologías están acelerando y mejorando la precisión de los diagnósticos, permitiendo que procesos que antes tomaban horas o incluso días se realicen en minutos. Una transformación que no solo optimiza el trabajo clínico, sino que también democratiza el acceso a la medicina especializada.
Hoy, herramientas impulsadas por IA pueden analizar imágenes médicas como radiografías, tomografías o resonancias con una precisión impresionante, detectando patrones que podrían pasar desapercibidos para el ojo humano. Además, gracias a la nube, estos resultados pueden procesarse y compartirse en tiempo real desde cualquier lugar, manteniendo una conectividad segura y escalable.
Pablo Prieto, Director de Digital Business de TIVIT Latam, destaca cómo esta sinergia está transformando la atención médica: “La convergencia entre la nube y la inteligencia artificial está permitiendo que la medicina sea más predictiva, colaborativa y accesible. Con modelos de IA on-premise como Velvet 25B, es posible procesar grandes volúmenes de datos, entregar información relevante y mantener la privacidad de los pacientes.”
Medicina de calidad para todos
Uno de los avances más importantes es la posibilidad de brindar acceso a tecnologías de punta en regiones remotas. Gracias a la infraestructura en la nube, hospitales y centros de salud rurales pueden acceder a las mismas herramientas de diagnóstico que una clínica urbana, fomentando una atención más equitativa.
Las cifras lo respaldan: según Markets and Markets, el mercado global de IA en salud alcanzará los 208 mil millones de dólares en 2030. Por su parte, Demandsage indica que más del 60 % de los profesionales de la salud ya emplea herramientas de IA en tareas de diagnóstico o análisis de datos clínicos.
Resultados tangibles en la atención médica
En áreas como la radiología y la cardiología, la IA y la nube son aliados estratégicos. Se están utilizando dispositivos con un valor predictivo negativo (NPV) del 99,97 %, capaces de descartar hasta 75 hallazgos distintos en una radiografía de tórax, lo que permite diagnósticos más confiables y decisiones clínicas más precisas.
El impacto se traduce en beneficios concretos: reducción de tiempos en urgencias, detección temprana de enfermedades y un aumento en la exactitud de los diagnósticos. Todo esto con herramientas que ya han sido validadas y están en uso clínico.
Desafíos que acompañan al progreso
Por supuesto, este avance tecnológico también implica nuevos retos: desde la necesidad de una infraestructura digital adecuada y la capacitación del personal médico, hasta la actualización de marcos regulatorios que protejan la privacidad de los pacientes sin frenar la innovación.
En un contexto donde la demanda de servicios de salud crece y los recursos humanos son limitados, la sinergia entre la nube y la inteligencia artificial no solo mejora los diagnósticos, sino que sienta las bases de un sistema de salud más eficiente, conectado y centrado en el paciente.
La salud del futuro ya está aquí, y se construye en la nube con inteligencia artificial.
