Una novela que se adentra en la mente desequilibrada de un hombre obsesivo es lo que nos entrega Araminta Hall en Nuestro juego más cruel, una historia que nos muestra hasta qué punto la sociedad juzga por el solo hecho de ser mujer.
La crueldad era parte necesaria de nuestro juego
Mike y Verity llevaban nueve años de relación, la que empujaban al límite con el Ansia, un juego peligroso en el que V -como la llama Mike- coqueteaba con otros hombres frente a Mike, momento en el cual él solo podía intervenir si V hacía una señal. Sin embargo, tras su separación en la Navidad pasada, Verity va a casarse con otro hombre, y lejos de ser el mensaje más claro para Mike de que todo ha terminado, él lo ve como una nueva partida.
En ese sentido, la forma en que la autora nos conduce en la mente de este personaje a través de su retorcida manera de ver las cosas, de sus delirios y sus aires de superioridad, es bastante notable pues pocas son las historias que toman este punto de vista, donde el camino para llegar al lector es por el rechazo.
Si bien, la historia es contada por un sociópata, quedan muchos detalles en torno a Verity que la autora deja al aire, quizás con el objetivo de dejar dudas sobre su actuar, pero que hubiese sido mucho más valioso tener en cuenta.
A rasgos generales, el argumento es bueno, precisamente por la poca habitualidad de perspectiva, y que nos introduce a la lectura de una forma bastante brusca, pues Mike nos cuenta desde la cárcel lo que ha pasado, entonces, desde el principio sabemos que algo pasó, en mitad del libro, descubrimos el qué, y con el final veremos el que va a pasar.
Es esta última parte donde la autora decae, pues todo ocurre demasiado rápido y pone énfasis en ciertos aspectos que no aportan al argumento que construyó. Pese a ello, los discursos son mucho más potentes, pues toma la situación que describe y la transforma en una critica social, sobre todo a los sistemas de justicia, pues vemos en este segmento del libro como se transforma en propósito el atacar a Verity. Un sistema que menoscaba a la victima para exonerar al culpable, en lugar de ofrecer garantías para la protección de quien lo necesita, ¿les suena familiar?
No hacía falta que siguiéramos castigándonos con esa crueldad retorcida. Podíamos entrar en un mundo nuevo, uno en el que nos demostraríamos lo mucho que nos amábamos
En suma, Nuestro juego más cruel no es una historia de amor obsesivo como suele ser presentada, sino que es una novela en la que el control, los celos y la obsesión ante una negativa consume a alguien y lo lleva a la destrucción de su entorno y de si mismo.