Propuesto como una novela histórica romántica, Bon Vivant promete la formula clásica de este tipo de historia: un joven acomodado que lleva una vida de derroche, una joven obligada a seguir los cánones de la época por ser mujer y un romance imprevisto que surge por azares del destino.
Alguien tendría que responsabilizarse de ellos, ni más ni menos que quien los acababa de animar
El libro nos muestra la historia de Michael, este joven que pasa sus días bebiendo y acostándose con cuanta mujer puede tratando de olvidar los dolores que le dejó el abandono de su novia y la muerte de su madre; mientras que por otro lado, vemos a Céline, una muchacha que quedó viuda, cuya pérdida ha significado un alivio pues su marido era maltratador, y viaja a Londres para empezar de cero. De esta forma, estamos ante un libro que nos muestra a estos personajes que intentan lidiar a su manera con sus sentimientos y que de alguna forma termina encontrándose con el otro.
Lo llamativo del romance en una novela histórica es la forma en que supuestamente el destino actúa para unir a protagonistas impensables y cómo es el proceso que los lleva a ese punto a través de los pequeños gestos, los encuentros que sacan de quicio, entre otras cosas. Sin embargo, Bon Vivant, da énfasis en el pasado de Michael y Céline lo que en principio vuelve algo lenta la lectura, a pesar de la brevedad de ésta.
Algo que se extraña en Bon Vivant, entonces, son los encuentros entre nuestros protagonistas pues son tan breves y escasos que da una impresión de que falta trabajo para que resulte creíble el romance al nivel de novelas como Lisa Kleypas o Johanna Lindsey, por lo tanto, se cae -en cierto sentido- uno de los principales elementos que debiese tener.
En otro aspecto y lo que refiere a personajes, la construcción de Michael es el típico arquetipo del hombre adinerado y por lo tanto su conducta es predecible, recurre constantemente al menospreciar a las mujeres por su apariencia física y que si bien se encuentra en la lógica de la época, resulta chocante por el momento en que realmente se está leyendo y la autora finalmente se queda en lo que se esperaba de un protagonista masculino escrito hace veinte años. Por ello, hay poca innovación en la forma de abordar el personaje de Michael.
No obstante, el personaje de Celine juega un poco más con el quiebre de los cánones en cierto punto del libro, lo que juega a favor de la narrativo de éste y permite un mayor acercamiento entre su personaje y el lector.
La trama, como se puede ver, es predecible a niveles de que ningún elemento permite destacar esta novela en el género, salvo los pocos momentos que realmente comparten los protagonistas. Sí, es una historia liviana que bien se puede terminar en un día y que puede ser útil para despejar la mente por el humor que envuelve el romance, y en ese sentido es recomendable para quienes deseen salir de un bloque lector.
Todos tenemos nuestro destino escrito
Bon Vivant es la carta de presentación de Elizabeth Bowman en lo literario, una historia que pareciera quedarse en los borradores o en una idea general de un libro, donde las expectativas que produce son más que la historia, pero que puede ser considerado para una tarde de descanso.