Una nueva versión de Festigame vino y se fue. Para mí, el quinto año consecutivo que asisto en calidad de prensa y debo decir que cada año es una experiencia distinta.
Este año no estuvo exento de polémica, pero sí debo decir que fue una mejora con respecto a años anteriores. Más allá de si estuvo invitada Princesa Alba, que nada tiene que ver con los juegos o Ed Boon por decimoquinta vez consecutiva, son otros los detalles que hacen de Festigame una buena o mala jornada y esta versión compite por las mejores.
La distribución de los stand en Espacio Riesco estuvo mucho mejor pensada. Los dos grandes principales, Playstation y Nintendo, llegaron con stand mucho más grandes y mejor pensados. ¿Estaba todo colapsado? Sí, pero por lo menos el traslado de un área a otra fue mucho más sencillo y expedito.
Se evitaron muchos cuellos de botella al tener pasillos más amplios y la disposición de los stand más pequeños de las tiendas en el segundo piso, antes del patio de comidas, hizo que toda la masa de gente estuviera mejor desplegada.
En esa segunda área había un espacio no menor dedicado a todo el que quisiera jugar y probar, de manera gratuita, diversos juegos de mesa. Además de estar conectado con el Patio de Comidas, el cual tenía una enorme área al aire libre para comer y descansar un rato.
Este año se estrenó una nueva modalidad, llamado “Fanta Pass”, el cual, por un costo añadido a la entrada, te permitía entrar más rápido a probar los distintos juegos de los stand. Una medida inteligente para descongestionar las enormes filas que se generan para poder jugar.
Si las versiones futuras de Festigame usan esta versión como base para seguir mejorando, entonces el futuro de esta convención se ve brillante. Sigan así.