Esta cinta no necesita introducción, ya saben cuál es, saben quién la dirige y quién la protagoniza. Había una vez en Hollywood llega en un punto crucial en el año. En una cartelera nacional (e internacional) dominada casi íntegramente por Disney; se estrena este film original, clasificada R y filmada en 35mm. Es casi una reliquia del pasado que ha aparecido de la nada en nuestra cartelera y vaya que se siente apropiado.
Había una vez en Hollywood no es tu típica película de Quentin, es una visión de un pasado que no volverá y que quizás no debería hacerlo. Es sencillo fetichizar el pasado, y si saben algo del director estadounidense saben que él no tiene problema con eso. Agreguémosle el hecho de que la cinta trata sobre el cine (sip, hay una secuencia donde alguien carga un rollo 35mm en una proyectora) y pareciera que ya sabemos exactamente lo que veremos… pero no. En vez de tener los créditos iniciales montados sobre una pegajosa canción de la época, estos parten en silencio, solo audio ambiente. Esto no será lo que esperas. Es más, la mayoría del tiempo la música pegajosa es derechamente cortada abruptamente porque suele venir más de radios en la historia que como un elemento extra diegético.
Cuando “Hollywood” fue anunciada lo primero que supimos era que se trataría de los homicidios de la familia Manson y Sharon Tate. Lo que en retrospectiva parece la jugada de marketing más ingeniosa en años, sea intencional o no. Es verdad que estos elementos están presentes en la cinta, pero Tarantino subvierte nuestras expectativas. En vez de darnos la historia de Sharon Tate y su eventual asesinato, el guion impregna una historia ficticia del alma de la fallecida actriz. Puede que Margot Robbie no tenga demasiadas líneas como Tate, pero no las necesita. Cada escena de la película exude su visión del mundo y de Hollywood. Es inocente, mágico, casi un sueño. Y ver la historia de un actor en descenso con este filtro esperanzador me parece una movida brillante. Hace que los elementos más oscuros de la historia, los cuales definitivamente existen, se sientan especialmente oscuros en comparación. Puede que los 60s nunca hayan sido así en la realidad, pero probablemente así se sintieron para algunos.
Estrictamente hablando, pasamos la mayoría del tiempo con Cliff Booth y Rick Dalton. A diferencia de la mayoría del trabajo de Tarantino, nadie está en una misión, nadie busca venganza; es solo pasar un fin de semana en la vida de estos personajes. Personalmente tendré que ver esta película una segunda vez para saber en un 100% si disfruto de este elemento más pasivo de la película (que dura la gran mayoría de su duración), pero como siempre Tarantino infunde a sus personajes de tanta personalidad y carisma que incluso cuando estaba consciente que no estábamos yendo a ningún lado con ciertas escenas, es imposible no disfrutar solo pasar tiempo con estas personas, interpretadas brillantemente por DiCaprio y Pitt.
En cuanto a lo técnico esta película es un sueño, todo el trabajo de vestuario, ambientación de calles, fotografía e iluminación son de los mejores del año. Ver a Brad Pitt manejar su auto a través de una Los Ángeles iluminada por el neón es uno de los momentos más cinemáticos del año. La película hasta usa miniaturas y es maravilloso. Técnicamente, nada que decir. Es más espero que logre un par de premios de la Academia en este aspecto.
Luego llega, el ya famoso, tercer acto de esta película, obviamente no spoilearé nada. Cosas ocurren en esta última sección que definitivamente no esperaba a esa altura de la cinta. Se siente casi como Tarantino diciendo “¿esto es lo que querían? Ahí tienen.” Y creo que después de dos horas de una hangout movie, el efecto que esta secuencia tuvo en mi fue muy distinto respecto a lo que habría sido toda una película en este estilo. Es casi una parodia, el inicio del fin de un estilo. Y considerando que esta es, supuestamente, la penúltima película de Quentin Tarantino más sentido tiene. Fuera de Lorenza Izzo disfruté de toda esta escena final, pero ¿habría querido que toda la película fuera así? Incluso considerando que más de una escena de estos personajes haciendo nada se me hizo un poco larga… no estoy seguro. No se si hubiera sido lo más respetuoso supongo, es ese sentido el tratamiento de los hechos por parte de Tarantino es increíblemente respetuoso y maduro.
Había una vez en Hollywood es una épica, ambiciosa y técnicamente increíble pieza de cine que no se pueden perder mientras esté en cartelera. La película para adultos original es una especie en extinción y necesita todo el apoyo posible. Hay varios elementos que aun no me calzan y que sin duda aclararé en una segunda vista, pero de todos modos no dejaré de pensar en ella en un largo largo tiempo. Ubicaré a “Había una vez en Hollywood” en el lugar número 17 de las 99 películas que he visto de 2019. Arriba de “Invader Zim: Enter the Florpus” y debajo de “Dolor y Gloria”.
Esta película de Tarantino esta genial. Se me hizo corta de lo buena que esta. Un 10 para este filme. Genial