Un nuevo fantasy llegó a Chile con la historia de una bruja y un cazador que se ven arrastrados a un matrimonio concertado. Humor, romances y una amenaza sobrenatural que se cierne sobre ellos, son los elementos principales de La bruja blanca, la novela debut de Shelby Mahurin y que deja a todos sus lectores con ganas de más.
Sin embargo, había cosas peores en la vida que algo monótono. Y había humos peores que el de las chimeneas.
La bruja blanca nos aterriza en un mundo donde la magia existe. Lou es una bruja y en la época en la que está, las personas como ella son perseguidas y quemadas por los chasseurs (cazadores). En este escenario, aparece Reid, el capitán de los cazadores.
Lou está escapando de su aquelarre, mejor dicho, de alguien de su aquelarre. En su misión por conseguir una ventaja contra su adversario, debe entrar a robar a la casa de un noble que trafica objetos mágicos y tiene un anillo que pueda ayudarla frente a los encantamientos.
Si bien, los chasseurs reconocen que había una bruja en el lugar, pues la magia deja un olor muy particular, Lou es considerada como una ladrona y tras un encuentro que los deja en una situación muy comprometedora, ella y Reid se ven obligados a casarse. Reid, para salvar su reputación; Lou, para esconderse entre sus enemigos.
Esta novela va de menos a más, puesto que las primeras páginas no tienen una fuerza argumental como tal, pero se sostiene con las múltiples escenas de humor. A medida que se avanza en la lectura, se va profundizando en la forma de ser, tanto de Lou como Reid. Sin embargo, la historia no despega hasta que vemos como la amenaza de este enemigo cada vez se acerca más a la pareja, así como la relación que, pese a sus diferencias, se va volviendo real.
Los personajes están bien construidos. Reid es el capitán de los cazadores y los principios de la Iglesia se encuentran muy arraigadas en él, sin embargo, la personalidad tan abierta y franca de Lou hace que Reid pueda dejarse llevar y ser él mismo. En este sentido, y a diferencia de lo que estamos acostumbrados, quien ve cuestionada sus creencias y enfrenta la posibilidad de cambiar, de transformar su vida es Reid.
Asimismo, el arquetipo del personaje masculino dentro de la fantasía se ve trastocado con la construcción de Reid. Si bien la noción de guardián y protector está allí, prima sobre lo anterior la ternura y la inocencia de él, dándole un toque original a la novela.
Por otra parte, la ambientación es evocadora de la Francia del siglo XVIII, constituyendo un retrato muy bien logrado de éste. El aroma, la sensación de recorrer las calles y escalar edificios para mirar el horizonte, son aspectos que confluyen para lograr una buena experiencia de lectura.
Total, y absolutamente indefensa. Y, sin embargo… Nunca me había sentido más a salvo
Asesino de brujas: La bruja blanca es una impresionante novela debut que, pese a lo débil de su introducción, adquiere fuerza a medida que se va soltando la pluma y que presenta uno de los mundos de magia y brujas más realistas hasta el momento.