Personajes como Guarello son unos que causan incomodidad, así como otros fuertes opinantes como JC Rodríguez, Iván Moreira, Felipe Bianchi o La Abuela, Pamela Jiles. Sus opiniones pueden concordar con las propias o no, pero lo claro es que cada vez que abren la boca, tanto sus detractores como aliados están atentos a ver qué sale de ella.
Es así como “País Barrabrava” de Juan Cristóbal Guarello viene a decirnos lo que nunca nos cuestionamos, si es que somos personas totalmente ajenas al fútbol. Jamás me habría imaginado, y yo creo que nadie, que las barras de fútbol e incluso aquellas tan populares como La Garra Blanca, estarían fuertemente ligadas a la derecha chilena y no sólo a ella, sino a ese submundo adorador de Pinochet y que busca por todos los medios mantenerse en el poder.
Sin filtros, como lo es Guarello y en un tomo corto, pero muy preciso, con harto detalle, al punto y con poca challa, “País Barrabrava” desentraña negocios truchos, acuerdos políticos, amenazas y muchos “arreglines” que nunca dejan de impresionar, sobre todo después de ver cómo en el estallido social las barras bravas se “unían” por este fin de que la dignidad se haga costumbre. Nada es porque sí.
Quizás lo más importante de “País Barrabrava” es que no necesitas saber absolutamente nada de fútbol para leerlo y disfrutarlo. Guarello explica todo con los detalles necesarios para que las situaciones y actores queden más que claros. Este es un libro que se lee fácil y rápido. Ideal para los viajes matutinos en el metro o cualquiera de las eternas filas que, por la pandemia, ahora hay que hacer para todo.
Libros como “País Barrabrava”, que desentrañan la turbiedad de la política chilena, necesitan ser leídos, sobre todo en tiempos como los actuales. Con una investigación larga y prolija detrás, queda muy claro profesionalismo del periodista autor y es un buen cambio de aquellos libros que aseguran revelar verdades, pero no son más que mitos a medias.